El asesino salta a la comba

En el Palacio de los Deportes de París, se estaba celebrando una interesante velada de boxeo. Se habían disputado ya cinco combates, y el sexto y último de la noche, el que enfrentaba a Gastón Avril y Paul Lory, iba a dar comienzo dentro de unos instantes. Ambos púgiles se encontraban ya sobre el cuadrilátero, cada cual en su rincón, recibiendo las últimas consignas y atenciones de sus respectivos preparadores. Rene Gallart, manager de Gastón Avril, contaba solamente veintiocho años, y era un tipo alto, de complexión fuerte y atlética, pelo oscuro y facciones agradables. Vestía camiseta y pantalón blancos, y calzaba unas modernas y flexibles zapatillas de deporte.